El 16 de febrero, el país se vio envuelto en una gran tristeza y conmoción tras el rumor de que Francisco Caamaño, líder militar y político, había muerto. El comunicado emitido por las Fuerzas Armadas confirmó que Caamaño y otros dos guerrilleros, Heberto Lalane José y Wellington Ascanio Peterson Pieterzs, habían caído en un combate en la sección Nizao de San José de Ocoa.
La noticia fue divulgada por todos los medios de comunicación del país, que informaron que cuatro miembros del Ejército resultaron heridos durante el enfrentamiento. Además, el comunicado afirmaba que las Fuerzas Armadas continuarían con la persecución de los miembros restantes del grupo guerrillero.
Dos días después de la noticia, el expresidente Juan Bosch llegó a un nuevo escondite en el apartamento de un empresario, donde expresó su pesar por la muerte de Caamaño. Bosch lo describió como el único dominicano que reunía dos condiciones excepcionales al mismo tiempo: la de líder militar y líder político.
La prensa publicó imágenes de los cadáveres de los tres guerrilleros dos días después de la muerte de Caamaño. Los cuerpos estaban vestidos con trajes de campaña verde oliva y presentaban barba de más de dos semanas. El cuerpo de Caamaño tenía un suéter gris bajo la camisa y llevaba esparadrapo en los pies.
Los reporteros que identificaron el cuerpo de Caamaño lo reconocieron inmediatamente, ya que lo conocían desde la época de la escuela primaria. Aunque estaba más delgado de lo habitual, su pecho era ancho y fuerte, y todos sus rasgos eran fácilmente reconocibles. El cuerpo presentaba varias heridas de bala en el vientre, una en el centro y otra en el lado izquierdo, y otra más encima de la ceja derecha, con una profunda salida en el cráneo entre la frente y la sien. La leve sonrisa de los labios de Caamaño dejó una impresión duradera en quienes vieron las fotos.
La muerte de Caamaño dejó un gran vacío en el país, y su legado como líder político y militar sigue siendo recordado hasta el día de hoy.