La crisis electoral en Haití ya es oficial. Tal como se había anticipado, el Consejo de Transición Política (CTP) y el Consejo Electoral Provisional (CEP) confirmaron que no podrán realizar las elecciones previstas para el 15 de noviembre de 2025, aplazándolas para el 1 de febrero de 2026.
Ambos organismos admitieron que el plazo de 90 días fijado inicialmente era insuficiente para organizar unos comicios “ordenados y transparentes”.
Riesgo de un vacío de poder de 96 días
El aplazamiento abre una brecha institucional que preocupa a la comunidad internacional. Según alertó la ONU a través de su representante Carlos G. Ruiz Massieu, el país se encamina hacia un “colapso institucional sin precedentes”.
El problema es que el mandato del CTP expira el 7 de febrero de 2026 y no puede prorrogarse, mientras que la toma de posesión del nuevo presidente está prevista para el 14 de mayo de 2026.
Esto dejaría a Haití 96 días sin una autoridad legítima al mando, a menos que se acuerde un mecanismo excepcional de gobernanza transitoria.
Transición debilitada y falta de consenso
El riesgo se agrava debido a la falta de estabilidad política interna. El primer ministro y su gabinete perderían legitimidad al concluir el mandato del CTP, mientras que el tercer órgano de gobernanza previsto para equilibrar el poder aún no se ha conformado.
A esto se suma la falta de cohesión dentro del propio Consejo. Declaraciones recientes del consejero-presidente Frinel Joseph sugirieron que incluso la nueva fecha de febrero de 2026 “podría no respetarse”, debilitando la confianza en el proceso.
Aunque la transición cuenta con un calendario electoral revisado y 65 millones de dólares asegurados para los comicios, la incertidumbre política y la fragilidad institucional siguen poniendo en duda su viabilidad.
Escenario incierto
La postergación prolonga el ciclo de inestabilidad en Haití y abre la puerta a una posible renegociación política para definir quién administrará el país entre febrero y mayo de 2026, lo que se considera contrario al espíritu del acuerdo original.
Ante este panorama, crece la inquietud sobre la capacidad del país de sostener la transición.
Preguntas abiertas
¿Podrá Haití celebrar sin contratiempos la primera vuelta electoral el 1 de febrero de 2026?
Y si ese proceso también fracasa, ¿está el país preparado para soportar un nuevo colapso institucional?




