Kiev
Las fuerzas rusas destruyeron el miércoles un teatro en Mariúpol donde cientos de personas estaban refugiadas y lanzaron ataques en otras ciudades, informaron las autoridades ucranianas, incluso cuando las dos partes se mostraron optimistas en torno a las negociaciones para poner fin a la guerra.
El ataque aéreo destrozó el centro del otrora elegante edificio, en el que estaban viviendo cientos de civiles desde que sus casas fueron destruidas en los combates, dijo el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania en un comunicado.
Muchas personas quedaron sepultadas entre los escombros, decía el comunicado, aunque no se supo de momento cuántas personas murieron o resultaron heridas. Imágenes satelitales del lunes mostraban la palabra “niños” escrita en grandes letras blancas en ruso delante y detrás del edificio, dijo la empresa de tecnología espacial Maxar.
“Otro horrendo crimen de guerra en Mariúpol”, dijo en Twitter el ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba, que calificó el bombardeo de “ataque masivo ruso”.
El Ministerio de Defensa ruso negó haber bombardeado el teatro o cualquier otro lugar de Mariúpol el miércoles.
En Kiev, los habitantes se resguardaron en sus hogares y en refugios en medio de un toque de queda implementado en toda la ciudad que termina hasta el jueves en la mañana. En tanto, Rusia siguió atacando distintas zonas en la ciudad, incluido un vecindario residencial situado a 2,5 kilómetros (1,5 millas) del palacio presidencial. Un edificio de apartamentos de 12 pisos en el centro de Kiev se incendió luego de ser impactado por metralla.
Además, 10 personas fallecieron mientras estaban formadas para comprar pan en la ciudad norteña de Chernihiv, informó la fiscalía general ucraniana.
En tanto, el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, dio un discurso por video ante el Congreso de Estados Unidos, en el que mencionó los ataques a Pearl Harbor y los del 11 de septiembre de 2001 mientras pedía a los estadounidenses más armas y sanciones más duras contra Rusia. “Los necesitamos ahora mismo”, manifestó.
El presidente estadounidense Joe Biden anunció que Estados Unidos enviará 800 millones de dólares adicionales en ayuda militar a Ucrania, incluyendo más armas antiaéreas y antitanques. También dijo que Vladimir Putin era un “criminal de guerra”, en lo que representa su condena más dura al presidente ruso desde que comenzó la invasión.
La presión internacional sobre el Kremlin aumentó y su aislamiento se agravó luego de que la Corte Internacional de Justicia le ordenó dejar de atacar a Ucrania, aunque no había muchas esperanzas de que los rusos hicieran caso. Además, el Consejo de Europa, el órgano de derechos humanos más importante del continente, expulsó a Rusia.
Mientras el avance terrestre de Moscú hacia la capital ucraniana seguía estancado, Putin dijo que el operativo se está desarrollando “exitosamente, en estricta conformidad con los planes previamente aprobados”, y criticó las sanciones de los países de Occidente contra Moscú. Acusó a dichas naciones de tratar de “presionarnos, de convertirnos en un país débil y dependiente”.
Otra ronda de negociaciones entre ambas partes estaba prevista para el miércoles. Después de la reunión del martes, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia Sergey Lavrov dijo que ambas partes estaban “discutiendo seriamente” dar un estatus militar neutral a Ucrania, mientras que Zelenskyy dijo que las exigencias de Rusia para poner fin a la guerra se estaban volviendo “más realistas”.
Las esperanzas de que se produjera un progreso diplomático para poner fin a la guerra recibieron un impulso luego de que Zelenskyy reconoció el martes que es poco probable que Ucrania logre su objetivo de unirse a la OTAN. Desde hace tiempo, Putin ha señalado que las aspiraciones de Ucrania de ser miembro de la OTAN son una amenaza para Rusia.
Lavrov celebró el comentario de Zelenskyy y dijo que en las conversaciones con Ucrania está surgiendo un “espíritu emprendedor”, que “da esperanzas de que podamos llegar a un acuerdo sobre este asunto”.
“Se está discutiendo seriamente un estatus de neutralidad en relación con las garantías de seguridad”, declaró Lavrov el miércoles a la televisora rusa RBK TV. “Hay fórmulas concretas que, desde mi punto de vista, están cerca de ser pactadas”.
El negociador ruso, Vladimir Mendinsky, dijo que se estaba valorando un posible acuerdo para que el ejército de Ucrania en el futuro sea más pequeño y no alineado.
Sin embargo, la posibilidad de avances diplomáticos era incierta por las diferencias entre la exigencia ucraniana de retirada total de las fuerzas invasoras y las sospechas de que Rusia pretende reemplazar al gobierno de filiación occidental en Kiev con uno afín a Moscú.
El asesor presidencial ucraniano Mykhailo Podolyak negó las afirmaciones de Rusia de que Ucrania estaba dispuesta a aceptar un modelo de neutralidad comparable al de Suecia o Austria. Podolyak afirmó en Telegram que Ucrania necesita aliados poderosos y “garantías de seguridad claramente definidas” para mantenerse a salvo.
Otro tema delicado es el estatus de Crimea, una península ucraniana que Rusia se anexó en 2014, y de la región separatista de Donbás, en el este de Ucrania, que Rusia reconoce como independiente. Ucrania considera que ambas son parte de su territorio.
La guerra ha provocado que más de 3 millones de personas huyan de Ucrania, de acuerdo con un estimado de las Naciones Unidas. La ONU reportó que se ha confirmado la muerte de más de 700 civiles, pero que es probable que la cifra real sea mucho mayor.
Ante el Congreso estadounidense, Zelenskyy dijo que Rusia “ha convertido el cielo ucraniano en la fuente de la muerte de miles de personas”. Pero Biden ha rechazado las peticiones de Zelenskyy de enviar aviones de guerra a Ucrania o establecer una zona de exclusión aérea sobre el país por el peligro de desencadenar una guerra entre Estados Unidos y Rusia.
El director del Comité Internacional de la Cruz Roja, Peter Maurer, llegó a Ucrania para tratar de obtener un mayor acceso para los grupos de ayuda y aumentar la protección de los civiles.
En medio de la crisis humanitaria causada por la guerra, la Cruz Roja ha ayudado a evacuar a civiles de las zonas sitiadas y ha entregado 200 toneladas de ayuda, como suministros médicos, mantas, agua y más de 5.200 bolsas para cadáveres para ayudar a “garantizar que los muertos sean tratados de forma digna”.
Ninguna parte del país ha sufrido tanto como Mariúpol, donde las autoridades locales dijeron que los ataques con misiles han causado la muerte de más de 2.300 personas. La ciudad sureña de 430.000 habitantes ha estado bajo ataque casi todos los días de las tres semanas de guerra, en un asedio que ha dejado a la gente luchando por comida, agua, calefacción y medicinas.
Las autoridades locales dijeron que las fuerzas rusas tomaron a cientos de personas como rehenes en un hospital de Mariúpol y que las estaban utilizando como escudos humanos.
Los cadáveres han sido enterrados en fosas comunes en Mariúpol, y más cuerpos yacen en las calles y en el sótano de un hospital.
Utilizando la linterna de su teléfono para iluminar el sótano, el doctor Valeriy Drengar quitó una manta para mostrar el cuerpo de un infante de 22 días de edad. Otros cadáveres envueltos también parecían ser niños, por su tamaño.
“Estas son las personas que no pudimos salvar”, comentó.
Cerca de 30.000 personas lograron escapar de la ciudad el martes en miles de vehículos y a través de un corredor humanitario, informaron las autoridades de la ciudad.
Pero ante la imposibilidad de que la ayuda humanitaria llegue en medio de los constantes cañonazos, la gente quema trozos de muebles para calentarse las manos y cocinar los pocos alimentos que aún quedan.
El gobernante regional de Kiev, Oleksiy Kuleba, dijo que las fuerzas rusas habían intensificado sus ataques en los suburbios de Kiev y en otras zonas de la capital, y “los jardines de infantes, museos, iglesias, zonas residenciales e infraestructuras de ingeniería están sufriendo los interminables ataques”.
AP